Las maniobras militares, Taiwán, Corea del Norte: la tensión sigue en el Nordeste Asiático

Maniobras Han Kuang en 2021. | Makoto Lin / Office of the President, Flickr
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Madrid. El auge de la polarización política se extiende cada vez más en un mundo global que tampoco transmite la estabilidad que se anhela para logar un mayor periodo de calma y normalidad dada la volatilidad en que se desenvuelven las relaciones internacionales, marcadas por distintos factores políticos que determinan la realidad actual. Taiwán hace maniobras militares para reforzar su defensa ante China, mientras Pekín y Moscú intensifican su cooperación militar, Corea del Norte sigue a lo suyo con sus misiles, Japón e Italia harán maniobras militares, en tanto Tokio y Seúl se rearman con el apoyo de Washington.

Taiwán lleva toda la semana con sus maniobras militares -terrestres, navales y aéreas- denominadas Han Kuang, en diferentes rincones del país para reforzar su capacidad de defensa ante una posible invasión de China sobre la isla, unas maniobras que ponen a prueba la defensa militar taiwanesa con la simulación de cómo rechazar un ataque a infraestructuras críticas, a un eventual desembarco y la protección de civiles en caso de guerra con China, un hecho que por ahora no se va a producir, pero la guerra mediática está ahí, como lo está en otros escenarios tensos de la geopolítica actual.

China sigue presionando a Taiwán y no cederá en su empeño mientras no consiga su anhelado sueño de incorporarla a la «Gran China» en 2049, fecha histórica del centenario de la fundación de la República Popular China, e incluso si puede lo hará antes, pero las actuales circunstancias geopolíticas no le son favorables para lograr sus objetivos bélicos, en especial por la enorme crisis política y económica que sigue generando la guerra de Ucrania y también porque Taipéi y EEUU no van a quedarse con los brazos cruzados pese a la enorme tensión en el estrecho de Formosa, pero una invasión china por ahora no se va a producir.

China va a seguir en su objetivo de hegemonizar su liderazgo mundial ante un Estados Unidos que políticamente cada vez coincide menos con Pekín, aunque la economía a ambos países no les interesa que se vea salpicada por conflictos como la guerra de Ucrania. La economía manda, lo saben los chinos tanto en sus relaciones con la Unión Europea (UE) como otros muchos países de los cinco continentes en los que Pekín tiene sus fuertes influencias para mostrar su poderío a escala mundial.

Japón e Italia llevarán a cabo sus primeras maniobras conjuntas con aviones militares en la primera semana de agosto, una demostración más de las Fuerzas Aéreas de Autodefensa japonesas y un claro aviso a China de que sus soldados están listos tanto para repeler cualquier ataque nuclear norcoreano, que no se va a producir, como decirle a Pekín que no quiere que el Pacífico sea solo suyo. Y más cuando, por un lado, Pekín sigue con su expansionismo en las islas del mar de China Meridional que disputan varios países del Sudeste Asiático.

Y, por otro, en las relaciones bilaterales entre Japón y China, aunque han mejorado, y sus respectivas economías no quieren que afecten a los bolsillos de sus ciudadanos, está el problema de las islas (mar de China Oriental), llamadas Senkaku por Japón y Diaoyu por China, bajo administración japonesa, a 1.900 kilómetros al suroeste de Tokio, las reclama Pekín como suya, un frente territorial de enorme envergadura para el que de momento no hay visos de solución.

Y lo mismo le pasa a Tokio con las islas Kuriles, ocupadas por las tropas de la antigua URSS tras la caída del imperio japonés en la Segunda Guerra Mundial, unas islas que hasta ahora ha impedido la firma de un tratado de paz siete décadas después entre Tokio y Moscú pero que estos días ha vuelto a ser actualidad a raíz de las maniobras militares que acaban de hacer chinos y rusos en la región central del mar del Japón (mar del Este) que obviamente a Tokio no le es indiferente. Rusia fortalecerá sus vínculos con China tras la visita que hará Vladímir Putin a Pekín en octubre próximo, mientras la guerra de Ucrania sigue intacta con consecuencias cada vez más demoledoras para los ucranianos y para la estabilidad de la economía mundial.

Una guerra cada vez más incoherente y demoledora a causa de un único culpable, Putin. Una guerra que al parecer vive un momento clave dado que todo indica que ha llegado el momento de Kiev, y todos esperan la contraofensiva ucraniana, pero como ya han dicho en repetidas ocasiones: «Lo que hay que contar sobre la contraofensiva ucraniana es que no se puede hablar de la contraofensiva ucraniana». Moscú sufre más de la cuenta y el mundo no pone fin a una de las guerras más trágicas habidas.

Además, Australia reactiva sus mecanismos militares que junto a otros 13 países estarán dos semanas realizando simulacros de combates aéreos y de combate con claros avisos a China, y siempre con el visto bueno de EEUU. Pero todo coincide con los recientes dos misiles balísticos de corto alcance lanzados por Corea del Norte al mar de Japón (mar del Este) en respuesta a la llegada a Corea del Sur de un submarino estadounidense cargado de armas atómicas.

Todo hace indica que vamos a tener un agosto bastante militarizado, pues hace un año el Ejército Popular de Liberación (EPL) llevó a cabo unas maniobras militares en el mar y en el espacio aéreo de la isla taiwanesa a causa del viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, que desató la furia y el enfado de Pekín al considerar el viaje una afrenta al gigante asiático.

Agosto no quedará exento de tensiones militares en la zona, pues ya veremos cómo sigue Corea del Norte con sus lanzamientos de misiles. Por ahora, la conmemoración del 70 aniversario de la Guerra de Corea (1950-53) ha servido esta semana a Pyongyang para estrechar sus lazos con Rusia y China, cuyos representantes en los actos han sido recibidos por el líder Kim Jong-un con exquisitas atenciones y donde ambos dignatarios asistieron a un gran desfile militar aunque previamente el representante ruso (ministro de Defensa) había visitado con el líder norcoreano una exposición de armamento en un momento en que Occidente acusa a Pyongyang de facilitar a Moscú munición y armas en su guerra con Ucrania.

Los ejércitos militares no ceden. Soldados surcoreano, nipones y estadounidense ya hicieron este pasado fin de semana ejercicios en defensa antimisiles en el mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) en respuesta al reciente lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) de combustible sólido a cargo del régimen norcoreano.

En Corea del Sur no hubo desfile militar, pero tras siete décadas del fin de la Guerra de Corea la contienda sigue ahí y sin la firma de un tratado de paz, sólo un armisticio en la fronteriza Panmunjom en 1953, un anacronismo político y militar realmente fuera de la realidad actual, pero la península coreana la marca la tensión entre las dos Coreas y con régimen norcoreano que quiere ser el protagonista de un largo conflicto de 70 años en el que la falta de «confianza mutua» impide cualquier avance en la solución final en las dos coreas y cuando las tensiones se han incrementado debido a la escalada armamentística tras el fracaso del diálogo entre Seúl y Pyongyang.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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