¿Una Corea unificada? (I): Imposible por ahora, aunque sería la octava potencia mundial

Bandera de la unificación coreana. | 천지인(天地人), Wikimedia
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Seúl. Corea del Sur tiene un nuevo presidente, Lee Jae-myung, pero en la dura campaña electoral prácticamente el tema de la unificación de las dos Coreas ha pasado desapercibido, ya que el interés nacional ha ido bajando y al menos el 70 por ciento de los ciudadanos consideran secundario ese objetivo. Por un lado está el excesivo coste económico que supondría para los bolsillos de los surcoreanos y, por otro, Corea del Norte tendría que hacer una serie de reformas que actualmente son impensables. No obstante, la hipotética unificación de los dos países la convertiría en 2050 en la octava potencia económica mundial.

Normalmente se hacen pronósticos oficiales y privados que difieren con frecuencia no sólo en el monto económico que ello supone, sino en la propia infraestructura política-económica-social que todo este proyecto originaría en la actual geopolítica global, con importantes repercusiones pero con bastante escepticismo a que una «Gran Corea» alcanzara un nivel de progreso, pues superaría el PIB de Japón, Alemania y Reino Unido, y le pisaría los talones a la Unión Europea (UE), pero no superaría a Estados Unidos y China.

Distintos informes privados y públicos, entre ellos el Instituto de Investigación de Hyundai (HRI por sus siglas en inglés) o varios centros universitarios coreanos en su día hicieron balances de esta hipotética unificación, en los que detallaban que si Corea del Sur y Corea del Norte se reunificaran, la Corea unificada podría convertirse en 2050 en una gran potencia económica mundial.

De esta forma, el PIB de la Corea unificada crecería hasta en 3,28 billones de dólares en 2030, tras un estudio realizado en 2014 por el HRI. Aunque han pasado once años de aquella investigación y actualmente Corea del Sur económicamente está mejor que entonces e incluso Corea del Norte, pese a su desastre en su economía. Eso sí, la unificación traería enorme sacrificios económicos a los surcoreanos, que no aceptarían, mientras Corea del Norte debería llevar a cabo una serie de reformas económicas impensables para el país, dado que ello originaria un descontrol social que podría originar una seria amenaza para la estabilidad política del régimen norcoreano.

Muchos surcoreanos de distintas edades se preguntan: «¿La reunificación para qué?». No quieren pagar una tasa para ello. Baja el nivel de vida, se ve limitada y, además, están cansados, les acosan con misiles, como para encima ayudarles. El perjuicio es para los ciudadanos norcoreanos, donde el régimen vive bien y sabe utilizar sus escudos protectores como las amenazas nucleares. Con todo, cada vez hay más seguridad en la ciudadanía surcoreana de que Corea del Norte nunca va atacar a Corea del Sur.

La Universidad Nacional de Seúl ya realizó estudios que consideran un coste económico muy elevado por la unificación de Corea. Es decir, todo ello supone enormes retos de billones de dólares para integrar las necesidades de las dos economías, pero además Pyongyang nunca facilitaría una tarea ardua para lograr la confianza necesaria para tan magno proyecto. Además, tampoco facilitarían las cosas por la enorme diferencia en el PIB ‘per cápita’ entre las dos Coreas, dado que el Sur está cerca de los 33.500 euros, la cuarta economía de Asia y la décimo tercera del mundo, mientras que Corea del Norte, según informes oficiales, no llegaba en 2024 a los 1.100 dólares. Lo único claro es que entre las dos Coreas sumarían unos 78 millones de habitantes y 220.750 kilómetros cuadrados.

Pero además hay que tener en cuenta que la geopolítica mundial se polariza cada vez más, pues tanto Rusia como China o las dos Coreas, Japón y EEUU forman parte de dos polos distintos, aunque con recientes cumbres pese a sus diferencias políticas, como las que celebran Tokio, Seúl y Pekín, que muestran el aspecto económico como el máximo objetivo, ya que entre estas tres naciones sus PIB llegan a los 15 billones de dólares, o sea, un 20 por ciento del comercio mundial registrado y un 70 por ciento del de Asia y con una cada vez mayor dependencia económica uno del otro, lo que implicaría factores muy determinantes para una ejecución práctica de una Corea unificada que tendría una seria oposición.

En marzo de 2025, el Instituto Surcoreano para la Unificación Nacional (KINU, según sus siglas en inglés) indicaba que sólo el 31 por ciento de los surcoreanos creían prioritario la unificación de las dos Coreas, aunque previamente otras encuestas señalaron que el 72,1 % de los surcoreanos de entre 20 y 30 años la considera innecesaria en comparación con las generaciones mayores, que tienden a expresar mayor preocupación por las cuestiones económicas, de empleo y de coste de vida, lo que puede contribuir a su percepción de que la unificación no es una prioridad, aunque según la edad la creencia en la unificación varía y otras características notables como el nivel de educación y la zona de residencia.

El interés o la percepción en una península coreana unificada ha ido descendiendo en Corea del Sur, mientras en Corea del Norte sólo se tiene conocimiento de lo que dice el régimen de Kim Jong-un, pues está claro que si a la mayoría de los norcoreanos se le preguntase por la unificación, con rotundidad dirían que sí, ante las limitaciones económicas y las carencias en la que vive la sociedad norcoreana, lo que elevaría su propio nivel de vida, mientras el ciudadano surcoreano considera que llevar a cabo la reunificación mermaría considerablemente su nivel de vida, además de que la referencia de las dos Alemania aún los distanció más por la Corea unificada. Los surcoreanos han mostrado hartazgo total y las preocupaciones sobre la unificación es asunto del pasado, pues el trauma de la división del país y la guerra ya es historia.

Y claro, Kim Jong-un reitera con frecuencia que Corea del Sur es su «enemigo», lo contrario a la reconciliación y la unificación. Además, en los dos últimos años Corea del Norte ha intensificado sus relaciones con China y Rusia, que han vetado nuevas sanciones al régimen, brindándole garantías de seguridad a raíz de la situación de guerra en Israel y Ucrania, pero en especial con Moscú desde su ayuda a Vladimir Putin para la guerra ucraniana.

O sea, económicamente abrirse con ayudas para soluciones de entendimiento. Imposible por ahora. La dinastía Kim vive bien. Desde hace más de 70 sus enemigos son los de siempre y su desarrollo armamentístico y nuclear es la mejor forma de defender y proteger su régimen. Ni Corea del Norte va atacar a nadie, salvo que quiera suicidarse, ni tampoco va a ser atacado por sus «enemigos» históricos como Estados Unidos o Corea del Sur.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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