China y EEUU ante el regreso de Trump (II): Oriente Medio se complica con Siria y la calma tensa continuará en Taiwán

El exmandatario sirio Bashar al-Assad. | Kremlin.ru, Wikimedia
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Madrid. En 2025 veremos el desarrollo de la situación en Oriente Medio, en especial con la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, un aliado clave de Irán, dado que Teherán no ha dejado de ayudar a Hamas y a Hizbulá, y ahora está todo en Yemen con los rebeldes hutíes reivindicando ataques con misiles y drones contra Israel, pero con la llegada de Donald Trump la realidad va a ser distinta.

Estados Unidos da un apoyo total a Israel, lo que también puede inquietar a China, que mantiene buenas relaciones comerciales con Tel Aviv, incluso hasta intercambio de tecnología militar. Además, Pekín está metida en Israel, pues controla parte del puerto israelí de Haifa con una inversión de unos 1.700 millones de dólares por la compañía Shanghái International Port Group con el objetivo de convertir a Haifa en un centro regional y consolidar lazos con las naciones árabes. Eso sí, Washington siempre se ha opuesto a este eje chino-israelí.

China no quiere desaparecer de Oriente Medio y todos sus conflictos le incomodan, pero el que sí ha perdido con la caída de Siria ha sido Rusia, que además, al cortar Ucrania el suministro de gas ruso a Moscú, solo le queda Turquía como país de entrada a la Unión Europea (UE) para este combustible. La guerra de Ucrania y la de Israel han debilitado a Irán y a Rusia.

China contempla todo viendo cómo se desarrollan distintos acontecimientos y ahora ve su importante protagonismo en la UE, dado que Hungría sustituye las ayudas europeas por crédito concedido por China, ya que Budapest estaba incumpliendo varias normas y valores fundamentales de la UE tras negarse a las reformas solicitadas y los fondos congelados desde 2022 por incumplimiento de varias normas comunitarias. Un socio pro ruso y pro chino que no encaja actualmente en la política de la Unión Europea. ¿Será 2025 el año que se vaya Hungría de la UE? China está ahí.

A Irán, al igual que otros países de regímenes dictatoriales, en especial en América Latina, la caída del dictador sirio Al-Assad no le ha sentado nada bien, pues ha sido el pueblo y los rebeldes sirios los que han expulsado al «salvaje» régimen sirio, y hemos visto que en Corea del Sur, ante un como el autogolpe de un presidente fuera de la realidad política de su país, la misma ciudadanía respondió para frenar la sinrazón de una nefasta decisión política unilateral en una de las democracias más sólidas del planeta. Y nada es imposible, pues en Irán, Nicaragua, que va camino de convertirse en una segunda Corea del Norte, en Venezuela o Cuba, entre otros, el pueblo puede reaccionar. Son años de violación de derechos humanos y en la miseria. En suma, la caída de Siria también tendrá un seguimiento de chinos y estadounidenses. ¿Habrá efecto dominó? Pero Irán queda más debilitada, lo que beneficiará a Arabia Saudí, que acaba de recibir esta semana al nuevo titular de Exteriores sirio, pero lo de un ataque iraní a Israel es prácticamente imposible, pues el régimen de los ayatolás temblaría.

La guerra entre Ucrania y Rusia va camino de los tres años, aunque Trump ha dicho que la termina en 24 horas, pero tanto sus propuestas de paz como las de China para Ucrania son «humillantes», y es obvio que al final el nuevo inquilino de la Casa Blanca puede hacer más daño a Occidente que a China. Pero eso de restringir la inversión de infraestructuras chinas en EEUU aumentará el peligro de una nueva guerra comercial. China es otro país a la época anterior de Trump, y ahora se prepara para una nueva etapa. Pero el proteccionismo comercial, el rechazo al multilateralismo o cuestionar la OTAN traerá más dificultades que soluciones. Una OTAN que envía su flota al Báltico para evitar sabotajes rusos y chinos a las redes submarinas.

Putin al parecer está lejos de querer la paz en Ucrania para 2025, lo que molesta a Pekín, pese a los intercambios de felicitación por el nuevo año, consolidando así unas relaciones estables entre ambos países, y una capitulación de Kiev tampoco la va aceptar Occidente y menos el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pero la ambigua paz de los chinos tampoco gusta al presidente ucraniano.

Entonces todo se resuelve con más dinero para la defensa, lo que Trump ha dicho que no hará, sólo él tiene en su cabeza terminar el conflicto en 24 horas. Y eso sí, cada vez hay más ucranianos cansados y dispuestos a llegar a algún acuerdo, y claro una capitulación supondrá el exterminio ucraniano y un apaciguamiento sin tratado de paz será el principio de la desaparición de Ucrania. Un galimatías complejo, una situación en la que de nuevo Pekín y Washington tendrán su última palabra.

El nuevo año de 2025 no dejará indiferentes a las dos grandes potencias mundiales. El Pacífico, el océano mundial de mayor extensión de la Tierra, es objetivo de chinos y estadounidenses, mientras siguen las tensiones en las aguas del mar de China Meridional, que EEUU no quiere que Pekín se adueñe de ella. El Indo-Pacífico es una región de creciente importancia debido a la rivalidad entre Estados Unidos y China. Además, las tensiones en Taiwán no se van a reducir, la presión sobre la isla con maniobras y aviones chinos sobrevolando el espacio taiwanés irá en aumento.

Mientras, el presidente de Taiwán, Lai Ching-te, señaló en su discurso de Año Nuevo la necesidad de la isla de «prepararse para el peligro en tiempos de paz» reforzando su capacidad de defensa nacional, dado que Pekín seguirá intensificando su actividad militar sobre la isla. Xi Jinping reiteró como en años anteriores que la reunificación con Taiwán es «una aspiración de todos los chinos a ambos lados del Estrecho» y una «tendencia histórica que nadie puede detener», destacando la estabilidad de Hong Kong y Macao. Pero parte de los taiwaneses creen que Pekín no ha cumplido en su totalidad el modelo de «un país, dos sistemas» sobre la antigua colonia británica, de ahí las dudas del Gobierno taiwanés de adoptar para la isla el mismo modelo hongkonés, aunque en Macao, que acaba de cumplir el 25 aniversario de su independencia de Portugal, la situación política está siendo más estable, con menos tensiones, pero todo gira en la antigua isla de Formosa, que será uno de los posibles escenarios más tensos de 2025 y donde obviamente Donald Trump tendrá mucho que decir.

China no quiere «líos» de ninguna clase. Pekín seguirá «promoviendo la reforma de la gobernanza global» y avanzando en iniciativas como las Nuevas Rutas de la Seda, además de participar activamente en foros internacionales como el G20 y los BRICS, organismo que espera ingresar a nuevos socios, para contribuir a «la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad», pero aún lejos de competir económicamente con Occidente y este año sus socios se han marcado la meta de consolidar a los BRICS, pero todavía les queda un largo camino por recorrer. De hecho, EEUU no está absolutamente nada preocupado.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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