Pese a la tensión entre China y Japón por Taiwán, un conflicto bélico entre Tokio y Pekín se antoja «casi» imposible

Bandera de Taiwán. | minsharaclass, Flickr
Comparte esta noticia:

Madrid. No es la primera vez ni será la última. La historia entre China y Japón se remonta a una serie de conflictos armados en el siglo XIX, desde la Primera Guerra Sino Japonesa (1894-1895) hasta la Segunda Guerra Sino Japonesa (1937-1945), que luego se integró en la Segunda Guerra Mundial, además de la rivalidad militar y las disputas territoriales como las de las islas Senkaku/Diaoyu, y ahora tras la advertencia de la primera ministra nipona, Sanae Takaichi, de que un ataque chino a la isla de Taiwán podría desencadenar una respuesta militar por parte de Tokio, pero la realidad es que las dos naciones asiáticas tienen muchos intereses comunes para originar un conflicto bélico que se antoja «casi» imposible pese a la tensión existente.

Para Tokio, la estabilidad del estrecho de Taiwán es esencial para su seguridad nacional, mientras China señala que la isla es «parte inalienable» de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para lograr la reunificación, un hecho que no se va a producir de momento, aunque Pekín tiene muy claro que Taiwán debe formar parte de la «Gran China» no más allá de 2049, año en que se cumple el primer centenario de la fundación de la República Popular China y gran aspiración del presidente chino, Xi Jinping.

La hipotética invasión china de Taiwán podría ser considerada una «situación que amenaza la supervivencia de Japón». Este término legal, establecido en 2015, permitiría la movilización de las Fuerzas de Autodefensa niponas, dado el «especial» Ejército japonés, limitado en su operatividad por la Constitución pacifista impuesta por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.

Eso sí, Tokio nunca ha ocultado que ve a China como la principal preocupación en materia de seguridad en la zona, incluso, según expertos, por delante de Corea del Norte, dado que el expansionismo chino en las aguas del mar de China Oriental sobre las islas Senkaku (japonés) y Diaoyu (chino), al margen de los litigios en el mar de China Meridional, forma parte de una de sus disputas territoriales más tensos. Sin embargo, recientemente, la primer ministra Sanae Takaichi ha mostrado su interés en entrevistarse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, para la resolución del asunto de los secuestros de japoneses (décadas de 1970 y 1980) por parte de Pyongyang pero al mismo tiempo en aras de una mayor estabilidad política en la zona.

Takaichi, que aún no ha cumplido un mes en el cargo, considerada por Pekín como un «halcón anti China», soliviantó a las autoridades chinas al referirse a Taiwán -posiblemente el asunto más sensible para Pekín y el foco más inestable de la geopolítica mundial- y una posible intervención de las Fuerzas de Autodefensa japonesas en defensa de la isla, una situación que ni siquiera ha hecho aún Donald Trump, aunque Estados Unidos es el principal valedor internacional y el máximo proveedor de armas a Taipéi, que pese a las quejas de China, EEUU acaba de aprobar una venta de repuestos y piezas de reparación para aeronaves militares taiwanesas por unos 330 millones de dólares, la primera operación de este tipo desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.

No obstante, a pesar de las tensiones actuales entre la segunda economía mundial y la cuarta, los fuertes vínculos económicos, al margen de ciertos altibajos y otros conflictos históricos, siguen su curso, predominando el interés económico por encima de cualquier ramalazo bélico que pueda dañar a las economías de ambos países. China ha visto el desastre económico de Rusia en la guerra de Ucrania, y, por su parte, Japón ha aprendido muchos de sus trágicas acciones bélicas en el pasado, por lo que por ahora una «guerra» entre Tokio y Pekín no se va a producir.

En 2026 habrá un millón de chinos viviendo en Japón, cuyas tareas laborales son imprescindibles en la sociedad nipona, por lo que dañar la economía no está en la agenda de ambos países, aunque los daños colaterales como advertencias por la situación política de ambos países son muestras de cómo o quién se impone en esta realidad política. China ha suspendido sus importaciones de marisco, apenas dos semanas después de haberlas reanudado y también ha presionado a Japón al anular medio millón de vuelos hacia Japón y en pérdidas bursátiles para empresas japonesas del comercio minorista y el turismo, pues Japón siguen siendo uno de los destinos más favoritos para los turistas chinos. En 2024 recibió a unos siete millones de visitantes procedentes de China.

Las exportaciones chinas a Japón han crecido un 1,81 por ciento hasta 13.500 millones de dólares a lo largo de 2024, impulsadas por ordenadores y baterías eléctricas, y también han crecido las importaciones chinas que aumentaron un 20,9 por ciento en el mismo periodo llegando a los 16.000 millones de dólares.

De esta forma, China y Japón se necesitan, y aunque la relación sea compleja marcada por la interdependencia y la competencia, el intercambio comercial entre China y Japón forma parte del motor económico de ambas naciones. China exporta a Japón principalmente productos de bajo valor añadido como electrónica de consumo y textiles, mientras que Japón exporta bienes de alto valor tecnológico, como componentes electrónicos y maquinaria. Pero las tensiones políticas siempre han estado presente y han originado dificultades y en cualquier caso no se puede pasar por alto que Japón y China se necesitan, fundamentalmente por su proximidad geográfica, lo que supone numerosos intercambios en exportaciones e incluso a nivel turístico.

La opción de menor coste para China sería alentar a los turistas chinos a viajar a otros destinos, pero estudios recientes indican que el impacto en la economía japonesa también sería modesto. Incluso durante el conflicto por las islas Senkaku, el número de turistas chinos que visitaban Japón cayó aproximadamente una cuarta parte, y una caída de tamaño similar ahora restaría no más de un 0,1 por ciento del PIB japonés.

Los dos países no quieren romper la estabilidad financiera, pese a la tensión por Taiwán. Los bancos centrales de ambos países se intercambian yenes y yuanes hasta un límite de 30.000 millones de dólares. Tanto China como Japón tienen cada vez más interdependencia la una de la otra. Por un lado, China necesita la tecnología japonesa y el valor añadido de una economía madura y, por otro, Japón requiere de un mercado chino ávido de consumismo y de una mano de obra con la que abaratar los productos japoneses y convertirlos en más competitivos, por lo que conflictos bélicos “imposibles”.

Pese a que China lleva toda la semana realizando unas maniobras militares con fuego real en el mar Amarillo en un momento de elevada tensión con Japón, y también cuando la Guardia Costera china anunció la pasada semana que uno de sus buques efectuó una patrulla en las cercanías de las islas Diaoyu, administradas por Japón bajo el nombre de Senkaku, elevando así la creciente tensión entre ambas partes, el Gobierno nipón señaló esta semana que está abierto a «cualquier tipo de diálogo» con China, en plena escalada de tensiones diplomáticas entre los países vecinos, teniendo en cuenta la insinuación de que Tokio podría intervenir militarmente si Pekín lanzara un ataque militar contra la isla de Taiwán.

EEUU ha mostrado su apoyo a Japón sobre las islas disputadas con China entre la tensión de Taiwán. Pero Japón insistió en la importancia del diálogo para abordar sus diferencias con China en medio del peor deterioro de las relaciones entre los países vecinos en años por unos comentarios sobre Taiwán, aunque Pekín exige el aplazamiento de una reunión ministerial a cambio de que Tokio se retracte. Veremos cómo transcurre todo en los próximos días, pues Tokio ya señaló en el pasado al gigante asiático que «no habría una verdadera mejora en las relaciones bilaterales sin estabilidad en las disputadas aguas del mar de China Oriental y Meridional» y mientras tanto la nueva primera ministra quiere revisar su política de defensa con un posible giro nuclear, lo que, obviamente, «preocupará» a China y tal vez a Corea del Sur por razones históricas, aunque las relaciones entre Tokio y Seúl atraviesan un buen momento.

Japón no posee vínculos diplomáticos con Taiwán, pero conserva estrechos intercambios no oficiales con la isla, e incluso parlamentarios nipones afines a las tesis políticas taiwanesas viajan con frecuencia a Taipéi y al mismo tiempo es un fuerte componente de seguridad con EEUU que proporciona un importante peso estratégico a su posición en el Indo-Pacífico, pero la postura nipona sobre Taiwán no ha variado y sigue dispuesto al diálogo, mientras Pekín reitera que la isla es una «parte inalienable» de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para lograr la reunificación.

Las relaciones (o lo lazos entre ambos países, pero con menos ingredientes emocionales), han estado marcados siempre por la trágica ocupación japonesa en China durante la Segunda Guerra Mundial. En septiembre de 2025 se conmemoró el 80 aniversario de la rendición del Japón imperial que puso fin al conflicto en Asia. Pekín festejó la efeméride con un gran desfile militar en la mítica plaza de Tiananmen presidido por el presidente Xi Jinping, acompañado, entre otros invitados, por Vladímir Putin y Kim Jong-un, lo que se interpretó como la escenificación de un frente contra Occidente.

La guerra civil de China (1927-49) fue un conflicto muy violento que desencadenó momentos de inestabilidad y además marcó distintos escenarios geopolíticos y estratégicos. En China se inició una guerra civil en 1927, que duró 22 años, sólo interrumpida por la invasión japonesa de 1937-1945, en la que tanto los comunistas como los nacionalistas lucharon contra el invasor nipón, y luego, en 1945, tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, se reanudó la guerra civil china con el triunfo de Mao Zedong en 1949, que proclamó la República Popular China, mientras los nacionalistas del Kuomintang (KMT), con el apoyo de EEUU, se establecen en la isla de Taiwán (antigua Formosa y actual República de China).

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *