China y EEUU ante el regreso de Trump (I): La pugna que marcará la geopolítica mundial en 2025

Donald Trump y Xi Jinping, en 2019. | Shealah Craighead, Casa Blanca, Flickr
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Madrid. Acaba de comenzar 2025, un año en el que la geopolítica mundial está repleta de acontecimientos políticos con escenarios distintos que marcarán el guion de una globalización en la que China y Estados Unidos continuarán en su pugna por hegemonizar sus influencias con Donald Trump en la Casa Blanca y con Xi Jinping sin ceder en su aspiración de ser la primera potencia desde hace tiempo.

Escenarios muchos. A la inestable y sorprendente Corea del Sur se unen otros escenarios tensos ya habituales como la guerra de Ucrania, Corea del Norte y sus relaciones con Rusia, Taiwán y el deseo de Pekín de incorporarlo a la «Gran China», la crisis de Oriente Medio, la caída de Siria o el papel de Irán, la OTAN o India, el país más poblado del planeta, los litigios de las aguas del mar de China Meridional, los nuevos aranceles de Trump, las relaciones de chinos y estadounidenses o japoneses o la de la Unión Europea (UE) con China, entre otros asuntos de un mundo geopolítico bastante inestable que afrontará el 2025 con la esperanza de encontrar la confianza social, económica y política en aras de un entendimiento global y multilateral.

La crisis surcoreana ha supuesto un verdadero terremoto político impensable en un país estable, consolidado democráticamente y sólido en sus instituciones políticas. Una crisis en la que, como siempre, Corea del Norte trata de sacar beneficios, que describe a Corea del Sur como un país políticamente paralizado y caótico socialmente tras la destitución del presidente Yoon Suk-yeol el pasado 14 de diciembre. La «cacicada» e irresponsabilidad de un presidente, acorralado por la oposición, que decidió por su propia cuenta declarar la ley marcial recordando tiempos pasados, y al que ahora el Parlamento surcoreano ha destituido bajo el clamor de una mayoría ciudadana que no acepta decisiones unilaterales ni chantajes ni abusos de poder, en una de las mayores crisis del país desde la caída de los regímenes militares.

¿Volverá Corea del Sur a la normalidad en los próximos meses? La calma política la reclaman sus ciudadanos. Corea del Sur ha cerrado 2024 con uno de sus meses más convulsos, que luego se ha visto aún más dañado con la peor tragedia área de su historia después de que un avión en el que viajaban 181 personas se estrellase mientras intentaba realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Muan, al sur del país. Un siniestro que ha conmocionado a toda la nación en un momento de enorme inestabilidad política, con la destitución de dos presidentes en menos de 15 días y con una rivalidad con su vecina Corea del Norte que no ha dejado de crecer.

E, incluso, el fallido arresto de Yoon incrementa aún más la incierta situación de Corea del Sur, pues ante la obstrucción de su servicio de seguridad hubo que cancelar la detención del presidente para que declare sobre la ley marcial que proclamó en diciembre. Hubo un enfrentamiento entre policías y guardaespaldas del expresidente que obligó a suspender la detención y ahora, con esta espera, todo hace indicar que aumenten los seguidores de Yoon, en su mayoría de más de 60 años, y puedan originarse choques entre partidarios de distintos bandos.

De momento, el presidente destituido está siendo juzgado por el Tribunal Constitucional, que tiene hasta junio para dictaminar si hubo o no violación de la Carta Magna el 3 de diciembre por declarar la ley marcial, y si por lo tanto su cese debe ser o no definitivo, mientras la oposición, que controla la Asamblea Nacional (Parlamento), cada vez está más enfrentada al Gobierno interino que preside Choi Sang-mok, que hasta ahora era vicepresidente del país y titular de Finanzas, y que fue declarado presidente interino y primer ministro de la República de Corea. En suma, el año 2024 terminó de forma traumática en Corea del Sur, con una tragedia aérea y una orden de arresto contra su expresidente, y 2025 no ha podido empezar con más tensión política en el país. La península coreana no es ajena ni a rusos, chinos, estadounidenses ni japoneses. Y es obvio que se espera un año bastante tenso e inestable políticamente.

Por su parte, China empieza el 2025 con la esperanza de consolidarse como gran potencia mundial, pero sabe que aún tiene pendiente la guerra de Ucrania. Su ambigüedad en este conflicto no le favorece. Lleva demasiado tiempo esperando el fin de la guerra y tanto Vladimir Putin como Kim Jong-un son dos incómodos aliados. Por una parte, alargar la guerra a Pekín no le interesa, ya que aumenta la inestabilidad de la geopolítica mundial, origina una «presión» hacia China de cara a su objetivo de ganarse la confianza mundial y, por otra,  el creciente acercamiento entre Moscú y Pyongyang, con el envío de tropas y material militar norcoreano en ayuda de Putin, también inquieta a China. Son movimientos diplomáticos con escenarios de «estrés político» que no favorecen a la política exterior de la República Popular China.

Está claro que el proteccionismo económico de Trump puede conducir a nuevas guerras comerciales con los nuevos aranceles que ha prometido imponer, en especial a China y la UE, dentro de un mundo global demasiado polarizado, y aunque todos estamos pendiente de Trump, esperemos que no haga ni la mitad de lo que tiene pensado hacer. Trump no fortaleció a Estados Unidos en su primera etapa como presidente, pues nunca se equilibraron las relaciones entre China y EEUU ni tampoco pudo certificar que Corea del Norte abandonara su arsenal nuclear, como ocurrió con su ambigüedad en el cambio climático, pero ahora llega a la Casa Blanca en medio de una guerra en Ucrania, que promete finalizarla en 24 horas, una crisis bélica en Oriente Medio y con un Irán más debilitado pero no ajeno a lo que pueda hacer en la región, en la que siempre tendrá a Israel como su mejor aliado en la zona.

Y al igual que años anteriores, el 2025 también sirve para recordar que ante cualquier chispa originada puede suponer cualquier choque, pero eso de una Tercera Guerra Mundial o un conflicto global resulta bastante improbable pese a la tensión que originará el mandato de Trump. Y como tampoco habrá una guerra nuclear, pues ni Putin usará sus armas nucleares por muchas amenazas que haga, dado que habría una réplica importante y su «reinado» quedaría bastante «tocado» e, incluso, hay muchas dudas de que China interviniera en apoyo de Moscú y menos India, y luego está Corea del Norte, cuyo líder, Kim Jong-un, tiene menos medios para defenderse de cualquier respuesta a sus hipotéticos ataques, pero recurrir a armamento nuclear sería la desaparición del régimen de la dinastía de los Kim.

Y, mientras tanto, a la espera de que el próximo 20 de enero Trump regrese a la Casa Blanca con el recuerdo de su polémico primer mandato, ya ha lanzado varios dardos en su interés en recuperar el canal de Panamá o asumir la soberanía de Groenlandia, cuya superficie gran parte está cubierta de hielo, pero tal vez esconda algún «tesoro» que llame la atención de Trump, que insiste en que es por la seguridad nacional, dado su enorme valor geoestratégico por su cercanía a Europa.

No obstante, se ignora si el líder norcoreano ha felicitado el Nuevo Año 2025 a Xi Jinping, aunque sí se habrá enterado de los fastos actos de Corea del Norte en el Estadio Primero de Mayo, de Pyongyang, con capacidad para 114.000 espectadores, el más grande del mundo,  donde se vio al líder Kim agarrado de la mano de su hija Kim Ju-ae, de unos diez años, que suena como sucesora de su padre, aunque la hermana del también «mariscal» norcoreano, Kim Yo-jong, de 36 años, según distintas fuentes, es la más firme aspirante a liderar el país, pero ya veremos si en el nuevo año aparecen litigios familiares para «dejar atado y bien atado» en la dinastía de los Kim. Eso sí, la hija, pese a su joven edad, está ya bastante familiarizada con los «juguetes de guerra» que el régimen usa con frecuencia.

Unos monumentales actos con números musicales y de baile, actuaciones de patinadores artísticos y fuegos artificiales, entre otras actividades para dar la bienvenida al nuevo año. Con todo, al parecer en ningún momento se recordó a los soldados norcoreanos fallecidos o heridos en la guerra de Ucrania, de 1.000 a 100, según distintas fuentes, que luchan por su patria y luego por defender a Rusia, su mejor aliado, que reforzará en 2025 su cooperación militar con Corea del Norte, país que parece no dar importancia a sus soldados en los combates que mantienen contra las fuerzas ucraniana en la región de Kursk, pero el hecho es que habrá que ver si este «desastre» pasa factura al régimen por mucha ayuda que reciba de Moscú, aunque desertores del Ejército señalan la realidad de los soldados combatiendo en Ucrania, una realidad de la que en Pyongyang se desconocen sus pormenores y los múltiples obstáculos para integrarse en la estructura del mando y control de Rusia. El soldado norcoreano muere por la patria, por Putin y por su líder, Kim Jong-un. Mientras tanto, Xi Jinping está cansado de Putin y de Kim. China quiere calma, tranquilidad y normalidad.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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