La geopolítica se tensa: Oriente Medio, la alianza anti-china o Ucrania desbarajustan la calma mundial

Madrid. Pese a la gravedad del ataque de Irán a Israel, el 13 de abril, con el lanzamiento de más de 300 drones, misiles balísticos y misiles de crucero lanzados desde suelo iraní, Irak y Yemen e interceptados en un 99 % por Israel y sus aliados (Reino Unido, Francia, Estados Unidos), la tensa situación no va a ir más allá al dar Teherán por concluido su ataque, por primera vez en territorio israelí, y sabiendo el régimen de los ayatolás que podría recibir una contundente réplica que abocaría a la región a una guerra muy peligrosa que no le interesa a nadie, pero menos a los iraníes, que se dan por satisfechos por el castigo infligido en una zona cada vez más polarizada que alimenta la tensa geopolítica mundial, tras la reciente cumbre de Filipinas, Japón y EEUU para mostrar su firmeza contra China y mientras la guerra de Ucrania no cede.
Rusia ha expresado su preocupación ante la tensa situación en la región de Oriente Medio mientras sigue con su ofensiva destructora en Ucrania, como si para todos su guerra fuera la salvación del mundo, mientras China, con su política ambigua en el conflicto ucraniano y reforzando su «amistad» con Moscú, pero harto de esta tensa situación, que no le favorece por la incomodidad que le proporciona en sus relaciones exteriores, también muestra su preocupación ante la amenaza de un conflicto que puede ser más amplio y donde siempre Pekín ha tratado de actuar como mediador en esta región, de donde proviene una importante proporción de sus importaciones de energía, y sin olvidar que el gigante asiático puede ejercer una considerable influencia sobre Teherán para evitar mayores tensiones. De hecho, le pidió recientemente frenar los ataques de barcos en el mar Rojo por parte de los hutíes, respaldos por Irán, para no dañar las relaciones comerciales entre ambas partes.
Y claro, si no hay respuesta israelí al ataque iraní que Teherán considera un gran éxito por haber escarmentado a Israel, que incluso también podía considerar un éxito la parte israelí el haber neutralizado los casi 300 drones y misiles que iban dirigidos contra su territorio, incluso como le ha explicado la Casa Blanca puede darse por satisfecho y dar por concluido esta operación de «venganza» o represalia que inició el régimen de los ayatolas tras el bombardeo del Ejército hebreo sobre su Embajada en Damasco el pasado 1 de abril donde murieron trece persona, entre ellos varios generales. De hecho, la incautación de un buque vinculado a Israel en el estrecho de Ormuz por la Guardia Revolucionaria se produce días después del ataque que hizo el Ejército israelí al consulado iraní en Siria.
En realidad, una tensión geopolítica provocará pérdidas equivalentes al 2% del PIB mundial, según el FMI, y subiendo los precios del crudo, unas tensiones geopolíticas actuales ya marcadas por la rivalidad entre China y Estados Unidos o la invasión rusa de Ucrania y con grandes implicaciones globales para la estabilidad financiera mundial dada la enorme la volatilidad que actualmente hay a nivel mundial.
Irán ha desafiado a Occidente y a Israel. Teherán dice que actúa en legítima defensa, y Tel Aviv insiste que se defiende a raíz del secuestro de un carguero vinculado a una compañía hebrea que navegaba muy cerca del estrecho de Ormuz, que separa a Irán de Emiratos Árabes Unidos, sin embargo esta tensa situación hace que el tablero geopolítico sea cada vez más tenso que obliga a Pekín y a Washington a entenderse para evitar que el mundo multilateral termine en un unilateralismo que solo conduce a más inestabilidad y a liderazgos repletos de un enorme unipolaridad.
Irán quiere ser clave para entender el nuevo orden mundial, pues detrás de su régimen están protagonistas imprescindibles para Teherán. Y en ese eje de resistencia están Hezbolá, los huties del Yemen y las milicias pro iraníes de Siria e Irak y que Rusia utiliza con frecuencia, pero este nuevo orden mundial liderado por Rusia y China no tiene un visto bueno global y ello incomoda a Pekín que sabe que a cuanto más inestabilidad mundial más perjuicio para sus intereses globales cuando ahora trata de ejercer una política exterior más armoniosa viendo los derroteros de una guerra ucraniana que no termina y que no sabe cómo convencer a Moscú de la importancia de su final.
Las relaciones entre Moscú y Teherán son cada vez más estrechas, los drones iraníes castigan a Ucrania, y Rusia ha suministrado a Irán con aviones y sistemas de defensa antiaérea pero la crisis de Oriente Medio sólo irá a más siempre que Israel decida replicar a Teherán, un conflicto que EEUU le ha advertido a Tel Aviv que evite dada la enorme peligrosidad de extender a toda la región una guerra que traería otras consecuencias aún más inestables.
Nadie pone en duda el arsenal iraní con más de 3.000 misiles balísticos, y pese a que aún no tiene armas nucleares varios de sus misiles son considerados como una amenaza y podrían transportar cargas atómicas si Irán llegará a desarrollar ese tipo de armamento.
Pero en medio de esta enorme polarización de la política mundial, el otro orden mundial liderado por EEUU, sus aliados y la Unión Europea (UE) tampoco despeja definitivamente, pues no hay un solo día con connotaciones tensas, y la última ha sido la cumbre de este 11 de abril, celebrada en Washington, en un primer encuentro trilateral entre los líderes de EEUU, Japón y Filipinas en busca de una unidad frente a las presiones de China hacia Manila en el mar de China Meridional, donde Pekín se atribuye la soberanía de prácticamente de sus aguas y mantiene un fuerte tensión con el gobierno filipino, lo que ha dado origen a que Estados Unidos haya acusado al gigante asiático de intimidación e incluso Joe Biden ha dicho que movilizaría a las tropas estadounidenses si fuera necesario en defensa de Filipinas.
O sea, nuevos frentes y sin entrar en el litigio de los ya históricos entre China y Japón por el control de las islas de Diaoyu (en chino) o Senkaku (en japonés) que reclama el gigante asiático, además del asunto de Taiwán, donde el expresidente taiwanés Ma Ying-jeou era recibido el 10 de abril por Xi Jinping para promover la cooperación entre China y Taiwán en un “viaje de paz” que choca con los postulados políticos del gubernamental Partido Democrático Progresista (PDP) en el que el independentista Lai Ching-te tomará posesión de su nuevo cargo como presidente de la República de China (Taiwán) el próximo 20 de mayo.
No obstante, lo más positivo de esta enorme inestabilidad de la geopolítica actual es una cierta estabilización en las relaciones entre EEUU y China, aunque la rivalidad hegemónica entre ambas potencias seguirá firme en su pugna por lograr sus propios objetivos, pero mientras Tokio, Manila y Washington formalizan su alianza para frenar a China en el Indo-Pacífico, Pekín estrechaba sus contactos con sus socios de Rusia y Corea del Norte, pero la tensión mundial sube y ahora los líderes del G7 han condenado el ataque de Irán a Israel por unanimidad, pero Teherán será difícil que tense más la cuerda, de lo contrario el conflicto acabaría en una peligrosa escalada bélica en la región de consecuencias imprevisibles.
Irán ha quedado satisfecha con sus lanzamientos de sus casi 300 drones y misiles e Israel debe estar también estar satisfecho por nulos daños y por haber interceptado el 99 por ciento de los drones. La tensión mundial no se reduce, Ucrania sigue en guerra y Oriente Medio no se calma.