Vietnam, país de referencia en lo económico, festeja el 80 aniversario de la fundación del Ejército Popular

Madrid. Vietnam se ha convertido en una referencia económica de interés mundial al ser una de las economías de mayor crecimiento a lo largo de 2024, un año que termina con los importantes actos por el 80 aniversario de la fundación del Ejército Popular de Vietnam (EPV), una institución venerada dentro y fuera del país al ser también una de las entidades militares digna de análisis por su larga historia y por sus logros acumulados, hechos certificados por su embajador en España, Doan Thanh Song, al considerar a su país la combinación de su desarrollo socioeconómico con el fortalecimiento de las capacidades de defensa-seguridad.
Vietnam, destacó el máximo representante de la Legación vietnamita en Madrid, Doan Thanh Song, atiende a la política de su país con unas notificaciones que se resumen en cuatro noes que identifican la política de esta nación del Sudeste Asiático: no unirse a alianzas militares; no ponerse del lado de un país contra otro; no permitir que militares extranjeros establezcan bases en territorio vietnamita ni utilizar el territorio de Vietnam como palanca para contrarrestar a otros, y no utilizar la fuerza ni amenazar con utilizarla en las relaciones internacionales, unas consideraciones que han dado confianza al Partido Comunista de Vietnam (PCV), al Estado y al pueblo vietnamita.
El 80 aniversario de la fundación del Ejército Popular, celebrado recientemente en distintas cancillerías por todo el mundo, ha sido una importante oportunidad para valorar las enormes aportaciones que las Fuerzas Armadas han hecho por el país en la construcción de su unificación, sus contribuciones e integración a la comunidad internacional en favor de un mayor protagonismo en la geopolítica mundial.
Pues no en vano sus Fuerzas Armadas han recordado como este año de 2024 ha conmemorado el 70 aniversario de la expulsión de los colonizadores franceses en la histórica batalla de Die Bien Phu, una sangrienta contienda bélica de 56 días que preconizó después lo que sería la guerra, también brutal, con Estados Unidos, cuyos enfrentamientos fueron victorias heroicas de los vietnamitas que han sido no sólo elogiadas en los estamentos militares de todo el mundo, sino que aún se recuerdan esos conflictos bélicos al marcar en los anales de la historia unos hechos que nunca las generaciones actuales y futuras olvidarán. Hechos impregnados en la literatura, la música o en cualquier bagaje socio-político-cultural de la historia universal.
Y precisamente mucho se ha hablado sobre la actual guerra de Ucrania, o mejor dicho la invasión de Rusia sobre el territorio ucraniano, en el que distintos expertos han recordado la guerra de China contra Vietnam como un antecedente para Ucrania, pues en febrero de 1979, más de 100.000 soldados chinos invadieron Vietnam, pero los vietnamitas, ya curtidos en mil batallas por sus 25 años de conflictos contra Francia y EEUU, frenaron su avance con una guerra de guerrillas que puso en evidencia los errores militares y logísticos de Pekín, que en dos semanas tuvo más de 20.000 bajas. Pero eso sí, nadie discute la potencialidad de Rusia, ahora ayudado por Corea del Norte, lo que pasa es que el país por muy potente que sean sus propias infraestructuras el daño, su deterioro y las pérdidas humanas están siendo tan brutales que nunca Moscú pensaba que lo que iba para un conflicto bélico de una o dos semanas vaya camino de los tres años, y es obvio que la reflexión no sólo es para Rusia sino para el mundo global.
En definitiva, con sus distintos actos en su honor a lo largo de 2024, ha logrado que la institución, respetada y venerada en el país, esté cada vez más encuadrado en impulsar la cooperación bilateral y elevar las relaciones exteriores multilaterales, priorizando a los amigos tradicionales y miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con el objetivo de mantener las relaciones equilibradas con todos los países, ampliar los nexos de cooperación con las grandes potencias de la comunidad internacional y aumentar el grado de entrelazamiento de los intereses estratégicos con otras naciones. Un país que sabe combinar la geopolítica mundial actual en sus buenas relaciones con Rusia, China y EEUU.
La neutralidad diplomática de Vietnam ha alcanzado verdaderos retos prácticos dado que en menos de un año han visitado el país los presidentes de Rusia, Vladímir Putin; el de EEUU, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, aunque en este mismo año el presidente To Lam visitó China, lo que evidencia la enorme importancia socio-estratégica-económica en el panorama mundial de Vietnam y sin olvidar que en 2024 el primer ministro vietnamita, Pham Minh Chinh, visitó India, socio importante en el complejo mundo del Indo-Pacífico. E incluso también este mismo año se estrecharon los contactos con el Vaticano con el objetivo de establecer relaciones diplomáticas tras la visita que hizo en abril pasado el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Paul Richard Gallaghe, a Hanói, lo que evidencia la búsqueda de una política exterior estable.
Vietnam no puede quedar fuera del mundo global. El nuevo orden mundial multipolar, multilateral, en la que la geopolítica con actores como Rusia o China y EEUU y Occidente, este país del Sudeste Asiático tendrá siempre su propio protagonismo mundial, un país dispuesto a abrirse a todos con sus nuevas políticas de turismo. Pero Vietnam mantiene asociaciones estratégicas con Rusia al que le facilite armamento, a la vez con China como su principal socio comercial y luego con EEUU para fortalecer sus posición en disputas de las aguas del mar de China Meridional, pero sin olvidar que rusos, chinos y estadounidenses tienen el objetivo de lograr un mayor equilibrio en la propia región a través de Hanói.
En suma, Vietnam puede presumir de saber tener y los hechos lo demuestran buenas relaciones con China y Rusia, pero igualmente con el resto de los miembros del Consejo de Seguridad permanente (EEUU, Francia y Reino Unidos), aspecto que el propio embajador Doan Thanh Song valoró positivamente en Madrid en la rueda de prensa con medios de prensa.
Por otra parte, Vietnam tiene el objetivo de alcanzar este año que termina la meta turística prevista, de entre 17 y 18 millones de visitantes, tras dos años con las fronteras cerradas por la pandemia del coronavirus, y ahora se ha abierto al extranjero restableciendo la exención de visados para doce países, entre ellos España, con el que mantiene un intercambio comercial de 4.700 millones de euros, subrayó el embajador en Madrid, pero al mismo tiempo destacó las buenas relaciones entre los dos países y con el objetivo de impulsar las inversiones, cooperación y comercio.
Y como colofón al encuentro con periodistas españoles valoró que Vietnam haya tenido en 2024 un crecimiento del 7 por ciento pero el objetivo del Gobierno es duplicar esta cifra en los próximos años. Vietnam otorga importancia a la cooperación con España, su primer socio estratégico en la Unión Europea (UE), afirmó recientemente el ministro de Relaciones Exteriores, Bui Thanh Son, en un encuentro en la capital vietnamita con Diego Martínez, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Globales de España. Vietnam quiere subirse al carro de las economías más pujantes del planeta y claro con ello puede también hacerle ver a China que la República Socialista de Vietnam puede acoger otra fábrica para la creación de materias e infraestructuras globales al ser un país con importantes avances en la cadena de suministros de semiconductores, sobre todo teniendo en cuenta que es crucial para las multinacionales presentes por su estabilidad, como en el caso de Apple, que cuenta allí con muchos proveedores.
Un país que no ha dejado de lado la persecución implacable contra la corrupción, una meta que no sólo da seguridad al país sino que su política tendrá una mayor credibilidad. La prosperidad económica choca con el lastre de la corrupción, de ahí esa lucha sin precedente denominada «Horno ardiente» que ha engullido a miles de funcionarios, desde rangos más altos a los más bajos.
Esta nación del Sudeste Asiático aspira a ser un centro manufacturero mundial, en particular en el ámbito de los smartphones y la electrónica, donde ya es un actor relevante. Entre enero y marzo, las exportaciones del país aumentaron un 17 % y su superávit comercial se situó en 8.080 millones de dólares. En concreto, las de electrónica se incrementaron un 30 % interanual y las de smartphones, un 10 %.
Vietnam quiere situarse en la vanguardia de la innovación y la digitalización, de ahí que el Gobierno haya otorgado incentivos fiscales para la producción de productos de alto valor añadido como los semiconductores, esfuerzos que buscan apoyar la investigación y atraer talento. Hanói quiere jugar su baza tratando de atraer a las grandes empresas para que trasladen sus fábricas desde China, sacando partido a unos costes de producción más bajos y a una ubicación estratégica óptima para el negocio internacional, al contar en su parte oriental con una línea costera de 3.300 kilómetros y 45 puertos.
Vietnam es un país que despierta un interés geopolíticamente atractivo, un país que cada vez tiene más interés en el exterior, un país, en definitiva, que combina su propia idiosincrasia con la realidad de un mundo global inestable que necesita más estabilidad. Obviamente, Vietnam puede ser un actor importante en aras de ese objetivo, en especial en una zona competitiva con países emergentes como India y Tailandia.