La lucha por la comercialización de las redes 5G entre China y Estados Unidos
Madrid. Julia Horowitz, colaboradora de CNN Money, llamaba la atención en abril pasado sobre el hecho de que, según un estudio dirigido por Analysis Macon y Recon Analytics, empresas de investigación en telecomunicación, en la guerra por llegar primero a la comercialización de las redes de comunicación 5G, China es el país más preparado para lanzar la próxima generación de tecnología sin cables – la más rápida hasta el presente -, Corea del Sur es el segundo y Estados Unidos, el tercero.
Para entender lo que representa la tecnología 5G cabe recordar que la tecnología 1G se lanzó con los primeros teléfonos móviles en la década de los años 80 del siglo pasado y servía para poco más que hacer llamadas de teléfono móvil, es decir, sin cables, y para enviar mensajes de texto. Lo siguiente fue la conquista de Internet a través del móvil que fue mejorándose con el paso de los años con la tecnología 2G, que permitía conectarse con la red de redes, con más velocidad y mayor anchura de banda sucesivamente con la tecnología 3G y la 4G del presente.
Horowitz advertía también de que la industria de la telefonía sin cables norteamericana está lista para invertir 275.000 millones de dólares en el desarrollo de esa tecnología, que implicaría un retorno de 500.000 millones de dólares en el PIB de Estados Unidos, según revelaba otra investigación de 2017, de Accenture, encargada por la estadounidense Asociación de la Industria de las Telecomunicaciones por Celular (CTIA).
Sin embargo, aún está por ver quién llegará primero en la comercialización de las redes 5G y, desde luego, el país que lo haga obtendrá una enorme ventaja en la inversión y provisión de este servicio en el mundo entero, siempre y cuando sea capaz de establecer la anchura de banda que necesita la tecnología 5G y el número suficiente de radio frecuencias.
En este sentido, Dan Hays, consultor de Pricewaterhousecoopers, considera que China está por delante de Estados Unidos, pues dispone de una coordinación muy amplia entre la industria de las telecomunicaciones y el gobierno, en tanto que Corea del Sur se benefició de las olimpiadas de invierno para adelantarse en la inversión, la investigación y las pruebas de funcionamiento.
En Estados Unidos, por su parte, los dos principales proveedores de tecnología sin cables, Verizon y AT&T, se han puesto manos a la obra y aseguran que empezarán a hacer pruebas antes de que acabe el año.
En China, frente a las acciones de sus competidores norteamericanos, Huawei, China Mobile y ZTE no descansan en la carrera por ser los primeros, particularmente Huawei, que al final de 2018, habrá invertido 1.400 millones de dólares en investigación para poner en marcha la tecnología 5G y que ha empezado a hacer pruebas precomerciales de sus 5G en Segovia y Talavera de la Reina, en la provincia de Toledo, en España, además de que ya ha puesto en pie, según distintas informaciones, 350.000 antenas frente a las 30.000 de Estados Unidos.
Tal vez por esta razón, el presidente Ronald Trump bloqueó la compra de Qualcomm por Broadcomm que, aunque fundada por norteamericanos, está radicada en Singapur y sometida a la legislación china, aunque no deja de parecer un episodio más de la guerra comercial que el estadounidense emprendió contra el poder comercial de China, país al que los americanos acusan de competencia desleal a través del dumping comercial y del robo de propiedad intelectual.
Al margen de las desastrosas consecuencias que esta guerra de aranceles y bloqueos entre Estados Unidos y China puede tener para el mundo, cuyos efectos se dejan ver en la rebaja de las previsiones de crecimiento anunciadas ya por el FMI y por la OCDE, la tecnología 5G va a impulsar las comunicaciones a velocidades de vértigo que será rápidamente aplicada a la gestión de ciudades inteligentes, a la cirugía por control remoto y a la tripulación de coches autónomos.
Así, a simple vista, el negocio 5G creará millones de puestos de trabajo, cambiará la metodología de formación de profesionales, durará más en el tiempo que sus hermanas 1, 2, 3 y 4G y alcanzará en breve los 50.000 millones de dólares.
No entiendo como la tecnología 5G va a crear millones de puestos de trabajo si tanto la gestión de ciudades inteligentes, como los autos autónomos, entre otras cosas, van a determinar millones de puestos de trabajo menos.