Donald Trump, el desconcierto mundial y China en medio
Madrid. Apenas lleva una semana como presidente de Estados Unidos, pero Donald Trump ya ha superado casi todas las previsiones previstas, dado que ni los cien días que se le conceden a cualquier gobernante van a ser suficientes para calibrar las decisiones que ya ha comenzado a tomar, no sólo a nivel de política interior sino la exterior con una China en medio y ante un posible “enfrentamiento” entre las dos primeras potencias del mundo.
Un “choque de trenes” que también se podría producir con sus socios del Partido Republicano, donde una parte de sus votantes ha empezado a darse cuenta de todo lo que se avecina con el magnate norteamericano, en una sociedad muy dividida y consciente de que el populismo como el nacionalismo y el proteccionismo no resuelven los problemas de los ciudadanos y claves de lo que será la nueva política de Trump.
La guerra a la prensa marcará gran parte de la gobernanza de Trump, enfrentado a casi todos los medios de comunicación y con la peor valoración histórica de sus ciudadanos, pero su nuevo mandato parece que va de momento bien al comprobar a las personas que ha nombrado en su amplio Gabinete, aunque analistas consideran que hasta los mismos republicanos le pueden parar los pies si se excede en decisiones que puedan perjudicar a EEUU. La cuestión está en ver cómo se desarrollan los primeros cien días de Donald Trump.
El nuevo presidente de EEUU ha mostrado con creces mucho populismo que le aleja de la realidad y luego decir que hay muchos países que se han enriquecido gracias a Estados Unidos no es real, pues hay que tener en cuenta que en EEUU las multinacionales americanas venden sus productos por todo el mundo, lo que supone la base de la riqueza de la nación estadounidense.
Pero es que además si Trump decide cerrar fronteras a los productos que se fabrican en China, México, Europa o la Unión Europa (UE), la cual ha sido criticada por el nuevo presidente estadounidense, podría sufrir grandes consecuencias teniendo en cuenta que Apple, General Motors o Amazon, entre otras, sufrirían una serie de restricciones muy perjudiciales.
El presidente de China, Xi Jinping, apeló a la salvaguarda del libre comercio, diciendo “no” al proteccionismo en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), en respuesta a las proclamas proteccionistas y de guerra comercial del ya presidente estadounidense.
El mundo cambia a velocidad de vértigo, todo va muy rápido, hasta tal punto que es el presidente chino quien más defiende el libre comercio como hizo en Davos, o tal vez las ideologías sufran una profunda ciclotimia, es decir, lo que antes era bueno en EEUU, ahora es malo y es aceptado en Pekín, donde sigue gobernando el Partido Comunista, pero con Trump en la Casa Blanca todo está cambiando, y veremos cómo suben los precios y peligra la estabilidad del mundo y también veremos el desconcierto mundial que se avecina con la nueva política del presidente estadounidense.
El proteccionismo como el nacionalismo son recetas caducadas y más en un mundo tan global en el que la limitación sólo traerá problemas, y donde precisamente el proteccionismo como pretende Trump no favorece al crecimiento, que con la imposición de fuertes aranceles como pretende con China originarán una guerra comercial sin sentido y al mismo tiempo perjudicaría a EEUU con menores inversiones extranjeras y otras consecuencias económicas para el país, que lo ha heredado de Barack Obama bastante saneado.
China es el mayor importador del mundo, el país que más compra del planeta y si se empieza a ponerles a aranceles como dice Trump, el asunto se volvería contra Estados Unidos, de hecho, en contra de lo que propugna Trumpo, en los próximos días el grupo chino HNA ha llegado a un acuerdo para hacerse con una participación mayoritaria en el fondo de inversión SkyBridge Capital, fundado por Anthony Scaramucci, uno de los asesores del muevo presidente estadounidense.
Y eso sin detallar todo lo que piensa hacer con la inmigración o esa idea de terminar de un “plumazo”, con la ayuda de Rusia, del terrorismo islamista, así como los problemas que puedan derivarse si persiste en trasladar la Embajada estadounidense en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, que originaría más tensión en Oriente Medio.
La decisión ya tomada del presidente de EEUU de sacar al país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que representa el 40 por ciento de la economía mundial, del que forman parte otras once naciones dará más vía libre a China y reforzará a Pekín, luego las consecuencias se verán más tarde. Una decisión que no ha esperado los consejos de otros países para demorar su salida, ni siquiera cuando ha sido advertido de la gran importancia económica y estratégica que tiene, que además trae prosperidad y estabilidad a la región, tal como se pronunció el ministro portavoz del Ejecutivo japonés, Yoshihide Suga.
Ahí está también su pronunciamiento sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, marcando a Canadá (NAFTA, por sus siglas en inglés) y luego con México, hasta levantar un muro incluso real que se dirige a toda América Latina, es decir, todo lo quiere remover y actualizar a su manera.
Otro de los asuntos que van a destacar durante la Presidencia de Trump será el de Taiwán. La isla, que separa desde hace décadas a Washington y Pekín, contempla con moderado optimismo pero con gran incertidumbre la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, así como la reacción que habrá en China sobre lo que haga Taipéi, donde el enfrentamiento entre China y Estados Unidos ha ido subiendo de tono, en especial con Taiwán y las relaciones comerciales que quiere imponer Washington a Pekín.
Obviamente, la forma de gobernar de Trump va a suponer muchas incertidumbres, pero lo más complejo será lo que ocurra entre China y EEUU, donde el nuevo secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha atacado al “gigante asiático” en unos de sus puntos más sensibles como son las islas del Mar de China Meridional, al criticar a Pekín la construcción y equipamiento de siete islotes artificiales, dotados ya de pistas de aterrizaje y sistemas de aterrizaje que incluye lanzaderas de cohetes antimisiles.
Además, Tillerson también ha criticado las acciones navales de Pekín en torno a las islas Senkaku/Diaoyu, reclamadas por China pero controladas por Japón. Incluso desde Washington se advierte a India, enemigo histórico de China, por el aumento de la influencia del “gigante asiático” en la región, pues, desde hace tiempo, tanto Pekín como Nueva Delhi están en el punto de mira global.
Toda esta nueva política de Trump va a favorecer un estrechamiento entre Pekín y Moscú, pero habrá que ver entonces qué hace la nueva administración estadounidense con sus “piropos” a Putin, el gran triunfador del descontento del actual mundo cambiante, y más cuando China y Rusia acordaron una serie de medidas contra el previsto despliegue del sistema antimisiles THAAD estadounidense en Corea del Sur, ya diseñado por Obama con el objetivo de parar los posibles misiles de Corea del Norte.
Precisamente es llamativo las protestas en Seúl y Tokio contra la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el marco de las marchas de mujeres convocadas en todo el mundo del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Una muestra más del rechazo hacia Trump cuando sólo lleva una semana gobernando, donde sólo en Nueva York las protestas congregaron al menos 400.000 manifestantes, entre ellos republicanos independientes y demócratas.
Tal vez esta semana, la primera ministra británica, Teresa May, cuando se vea con Trump, pese a que no está ya en la Unión Europea (UE) y negocia un duro Brexit con Bruselas, tras el varapalo del Tribunal Supremo que le obliga a someterse al Parlamento británico en sus negociaciones con Bruselas, le explique al magnate norteamericano que la UE no es tan “mala”, ante las duras críticas que vertió contra el organismo comunitario, y de la importancia de la OTAN en la seguridad mundial.
Eso sí, la UE ya le ha advertido a May que pocos negocios puede hacer con Trump mientras no aclare la salida del Reino Unido de la UE.