Corea del Norte reactiva su política exterior con la visita del canciller chino a Pyongyang
Madrid. La reciente visita de esta semana del ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, a Pyongyang ha tenido un importante apoyo a la política norcoreana, sobre todo en un momento de estancamiento en el diálogo entre EEUU y Corea del Norte tras la fracasada cumbre de Hanói en febrero pasado y con vistas a una nueva cita entre Kim Jong-un y Donald Trump para desactivar el programa nuclear y analizar el levantamiento de las sanciones.
Pese a que los contactos todavía no han podido reanudarse aunque eso sí ambos dirigentes se vieron el pasado mes de junio en la frontera de Panmunjom, que divide a las dos Coreas, en un encuentro improvisado pero que sirvió para originar confianza y crear nuevas expectativas a una tercera cumbre entre Pyongyang y Washington.
De esta forma, la visita del canciller Wang Yi a la capital norcoreana es un paso más en el acercamiento bilateral entre China y Corea del Norte tras la efectuada por el presidente de China, Xi Jinping, en junio pasado, que no sólo reforzó al régimen norcoreano sino que al mismo tiempo también sirvió para hacerle ver a Donald Trump que Pekín está muy pendiente de las conversaciones, que apoya, entre Pyongyang y Washington.
Desde que las conversaciones se estancaran tras la fracasada cumbre de Hanói de febrero, Pyongyang ha protestado por las maniobras militares conjuntas entre EEUU y Corea del Sur y lo ha resaltado con varios lanzamientos de misiles de corto alcance, un hecho al parecer comprensible para Trump, pero que ha enfriado las esperanzas, de momento, para una nueva cumbre que trate definitivamente la desnuclearización nuclear y el paulatino levantamiento de las sanciones que pesan sobre el régimen coreano.
Precisamente la visita de Wang Yi ha coincidido en un momento en que Corea del Norte ha estado aumentando las críticas hacia Estados Unidos en medio de un estancamiento prolongado en sus diálogos nucleares y también cuando la primera viceministra de Asuntos Exteriores norcoreana, Choe Son-hui, señaló que las expectativas de conversaciones con EEUU se están desvaneciendo.
Sin embargo, Donald Trump sigue esperanzado en un encuentro antes de final de año con Kim Jong-un, e incluso el presidente estadounidense ha resaltado en distintas ocasiones su buena sintonía con el líder norcoreano y no ha dado demasiada importancia a los últimos lanzamientos de misiles realizados por Pyongyang, el séptimo ensayo de corto alcance en un mes, pero principalmente motivado en protesta por las recientes maniobras militares.
Las sanciones son el caballo de batalla del régimen norcoreano, dado que su vigencia sigue paralizando reformas internas, claves para modernizar la economía del país e incluso para muchos analistas el modelo vietnamita es el mejor acomodo a la economía norcoreana, dos países que siguen estrechando sus vínculos bilaterales.
Desde el punto de vista nuclear Corea del Norte no va a volver a tiempos pasados, son otras circunstancias y hay una situación bien distinta pese al estancamiento existente entre Pyongyang y Washington, de ahí que si las sanciones ha sido la causa de los ensayos nucleares habrá que simultanear los dos asuntos de forma conjunta para dar una solución definitiva que ponga fin a todo un largo proceso de inestabilidad en la península coreana.
La nueva política exterior de Corea del Norte, que comenzó en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur, en febrero de 2018), va a seguir su curso, pese a las distintas adversidades surgidas en los últimos meses entre norcoreanos, surcoreanos y estadounidenses dado que no hay otra realidad política diferente a la reanudación del diálogo entre las partes, el cual está apoyado por China y Rusia, aunque son partidarios del levantamiento inminente de las sanciones.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunió con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en la ciudad rusa de Vladivostok el 25 de abril pasado, y ahora hay rumores de que visitará Pyongyang, lo que supondrá un gran espaldarazo al régimen de Kim Jong-un y también se especula que el propio dirigente norcoreano haga una visita a China para corresponder a la realizada por Xi Jinping en junio pasado a Corea del Norte.
China tiene el 93 por ciento del comercio exterior de Corea del Norte, Moscú y Pyongyang aunque no tienen grandes vínculos comerciales, pero Rusia busca concesiones mineras en territorio norcoreano, y precisamente los dos países han tratado de sortear las sanciones a las que está sometida el régimen de Kim y ya hace un año la Administración Trump acusó a Putin de ayudar a Corea del Norte a evitar las sanciones de la ONU a través de transferencias en altamar de cargamentos objeto de sanciones, pero Moscú negó todas las acusaciones.
Rusia saldría beneficiada si se levantan las sanciones porque eso le permitiría invertir en infraestructuras en Corea del Norte, con la que comparte una frontera de 17 kilómetros y además mejoraría así los cruces fronterizos y también las vías ferroviarias, que le pueden ser muy útiles para afrontar un largo tramo de gas natural transcoreano y también para transportar productos de Corea del Sur a China y Europa.
Y también hay un asunto sustancial ya que unos 10.000 trabajadores norcoreanos trabajan en Rusia y deberían salir del país a final de año debido a las sanciones, cuya mano de obra en el exterior es una de las principales fuentes de ingresos para Corea del Norte.
Es decir, la posible visita de Putin a Corea del Norte puede ser crucial para encontrar soluciones a las sanciones. Vladímir Putin siempre apoyó a Kim Jong-un en su tenso pulso con Estados Unidos para la desnuclearización de la península coreana.
En definitiva, la visita del canciller chino ha reforzado la política norcoreana en un momento delicado en las conversaciones con EEUU, pero la realidad es la que manda y no hay otra alternativa que seguir buceando para encontrar una fecha de ese posible encuentro y con una agenda definitiva que resuelva el programa nuclear y el levantamiento de las sanciones al régimen.