Xi Jinping, el ‘rey mago’ de la China moderna

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Madrid. El presidente chino, Xi Jinping, se atribuyó a sí mismo en la apertura del Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) el encargo de regalar a China una ‘’nueva era’’ de modernización y bienestar social que ensalce la imagen de su Presidencia en la celebración de los centenarios de la fundación del partido, en 2021, y del nacimiento del régimen comunista, en 2049.

Tres horas y media de discurso, la presencia de sus antecesores, Hu Jintao y Jiang Zemin, y la escenografía uniforme del Gran Palacio del Pueblo pekinés sirvieron a Xi para resaltar el balance de sus cinco primeros años de mandato y anunciar como deseo cumplido por adelantado la aspiración de su nuevo programa político: China será en 2050 ‘’el gran país socialista moderno’’.

El líder chino defendió ante los delegados del PCCh la aplicación desde su proclamación presidencial en 2013 de las directrices marcadas por el ejecutivo de Hu Jintao en el cónclave de 2012, la reforma y la apertura al exterior del ‘’gigante asiático’’ a través de la fórmula del ‘’socialismo con características chinas’’, ideada por Deng Xiaoping y eje del argumentario oficial en este Congreso.

Pero el reajuste previsto en el Comité Permanente, el Politburó y el Comité Central, con el reemplazo afín de asientos en los tres principales órganos de dirección del partido, fija la tela singular y reformista de Deng Xiaoping al asta de una nueva línea orientadora, el pensamiento y el culto a la personalidad de Xi Jinping.

La bandera resultante fue ondeada por el presidente Xi en un discurso planteado para disfrazar como concesiones del Gobierno, su Gobierno, las necesidades de la ciudadanía, las reivindicaciones de un pueblo chino que vivirá, aseguró, en una ‘’sociedad modestamente acomodada’’ a partir de 2020.

Para Xi, ‘’la contradicción de la nueva época’’ es la balanza inestable y desequilibrada por un desarrollo insuficiente que impide alcanzar la necesidad de una vida mejor, y del equilibrio de la balanza depende la expansión del bienestar en las ciudades y en las zonas rurales, para las rentas bajas y medias, para los partidarios del régimen y las minorías.

El anuncio de que 60 millones de personas abandonaron la situación de pobreza desde el comienzo de su mandato, unido a las sanciones reveladas del Comité Anticorrupción sobre un millón y medio de militantes con cargos en el partido y el Gobierno, en una lucha contra el fraude que significa ‘’la mayor amenaza del PCCh’’, aumentarán la popularidad del dirigente chino tras el Congreso.

Y la economía también ayuda. China creció al 6,8 por ciento en el tercer trimestre del año, tres décimas por encima de la previsión anual del 6,5 por ciento, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), y hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó una décima más su estimación inicial del 6,7 por ciento.

Un crecimiento continuo de la economía que Xi no dudó en lucir: el PIB chino pasó de 54 a 80 billones de yuanes (10,3 billones de euros) en el último lustro, y el consumo interno supone ya más de la mitad de la contabilidad monetaria, por encima de la inversión y las exportaciones.

Xi señaló además que el Ejército Popular de Liberación formará una »fuerza de primer orden» a mediados de siglo, y planteó »una China bella», »conductora» de la pugna contra la contaminación a nivel internacional.

Así, con un país a su imagen y semejanza, la empresa china de telefonía Tencent diseñó »Qué gran discurso: aplaude a Xi Jinping», un videojuego que permite recordar y aplaudir el mayor número de veces posible, repetidamente, la alocución del presidente. El récord del videojuego seguirá siendo batido mientras continúen los regalos.

Sergio Perea Martínez

Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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