Las inversiones extranjeras en Corea del Norte, en entredicho

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Madrid. Tras las dos últimas pruebas nucleares efectuadas por Corea del Norte, los pasados 6 de enero y 7 de febrero, la desconfianza de la comunidad internacional para que lleguen inversiones extranjeras se hace cada vez más difícil como le ha pasado a la empresa egipcia de telecomunicaciones Orascom, que después de varios años en el país (desde 2008), tiene dificultades para operar, cuya situación perjudica al sistema productivo norcoreano.

Todo parece indicar, según señalaba el rotativo surcoreano Chosun Ilbo, que la  empresa Orascom no cobraba lo estipulado en el contrato con Pyongyang, lo que también repercute en otras empresas extranjeras que no arriesgan capital ante la duda de que si paga o no, tal como sucedió también con la china de minas Wanshang, que tras una inversión de cien millones de dólares, decidió retirarse por no cobrar, resalta el medio surcoreano.

La infraestructura para la telecomunicación en Corea del Norte se la proporcionó Orascom, es  decir, la actual red norcoreana está operada por Koryolink, propiedad de la empresa egipcia Orascom,  que tiene un 75 por ciento del capital, mientras el 25 por ciento restante está en manos del Ministerio norcoreano de Telecomunicaciones, pero durante los últimos siete años Koryolink ha tenido el monopolio absoluto de la red.

Sin embargo, recientemente Kim Jong-un (años2015) parece haber dado luz verde a la entrada de un nuevo competidor, el proveedor local Byol (Estrella), que hasta ahora ofrecía internet por cable a los residentes extranjeros en Pyongyang y esto no ha gustado a la compañía egipcia, dado que impide la expansión de Koryoling, que ha crecido en el país con 2,7 millones de suscriptores y con beneficios que superan los 600 millones de dólares, y sospecha que el  régimen norcoreano trata de excluir a Orascom de la actual gestión de Koryoling, sobre la que tienen un derecho de explotación durante 25 años, cuya compañía ya ha invertido más de 200 millones de dólares en telecomunicaciones norcoreanas.

Desde que Orascom se estableció en Koryolink, creando la única red de telefonía móvil 3G y una “Joint Venture” con el Estado norcoreano, creada en 2008, más de 300.000 norcoreanos han comprado teléfonos móviles y todos son presumiblemente de la clase alta del Partido de los Trabajadores, militares y funcionarios del gobierno y sus usuarios de telefonía móvil son en su mayoría de Pyongyang y no es posible llamar fuera de Corea del Norte.

Las cosas tampoco favorecen al régimen de Kim Jong-un, sobre todo cuando esta misma semana bancos chinos supuestamente han congelado cuentas a nombre de particulares o corporaciones de Corea del Norte, según indica el diario surcoreano Donga, en un momento marcado por la presión internacional sobre Pyongyang tras sus recientes pruebas armamentísticas.

La misma fuente indica que el Banco Industrial de Comercio de China (ICBC), entre otras entidades financieras, suspendieron aparentemente en diciembre todos los depósitos y transferencias de moneda extranjera desde y hacia las cuentas vinculadas con Corea del Norte, aunque toda esta información aún no ha sido en su totalidad certificada, pero el propio Ministerio surcoreano de Unificación estaba investigando estos hechos.

Además, las recientes pruebas nucleares de Pyongyang, criticadas por China y la mayoría de la comunidad internacional, hará también que Corea del Norte sufra nuevas sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero mientras Corea del Norte sigue con sus amenazas de «ataques preventivos» ante cualquier intento de acabar con el régimen de Kim Jong-un, en clara alusión a las actuales maniobras militares conjuntas entre EEUU y Corea del Sur en suelo surcoreano, el intercambio comercial entre Pyongyang y China cayó un 15 por ciento en 2015, según datos de la Asociación de Comercio Internacional de Corea (KITA), que atribuye la caída al deterioro de los lazos entre ambos aliados históricos desde la llegada de Xi Jinping a la Presidencia del “gigante asiático”.

El volumen del comercio entre ambos países alcanzó unos 4.524 millones de euros, entre enero y noviembre del pasado año, lo que supone un 14,8 por ciento menos que los 5.235 millones de euros registrados un año antes.

Las relaciones entre China y Corea del Norte no atraviesan por un buen momento, país que facilita a Pyongyang el 90 por ciento del combustible, y pese al “enfado” de Pekín por la política nuclear norcoreana, los chinos siguen suministrando petróleo a Corea del Norte de forma regular y en lo que va de 2015 ha proporcionado unas 500.000 toneladas de crudo, una cantidad similar a la que aportó a su aliado durante el mismo período del año pasado, según el Ministerio de Unificación de Corea del Sur.

Corea del Norte lo tiene muy difícil para sobrevivir sin China, pero Pekín, que ha apoyado las sanciones de la ONU contra el régimen norcoreano, no quiere provocar una ruptura con Pyongyang aunque le insiste que debe cambiar su política nuclear, pero, en suma, Corea del Norte no puede vivir sin China.

A la paralización del programa turístico conjunto a la montaña Kumgang, clave para que entren divisas a Corea del Norte, suspendido desde la muerte a tiros de una turista surcoreana por parte de un soldado norcoreano en 2008, al parecer, según las autoridades norcoreanas, por entrar en un área fuera de los límites establecidos, se ha unido tras la crisis de las dos últimas pruebas nucleares el cierre del complejo industrial de Kaesong.

Este complejo lo cerró recientemente Corea del Sur como represalia por su último cohete lanzado por Pyongyang, un recinto gestionado con el Norte en plena zona fronteriza con el Sur, que traerá consecuencias irreparables para la economía norcoreana, dado que es la principal fuente de ingresos para el país, que sufre dificultades financieras, donde operan una totalidad de 54.000 trabajadores en las 123 firmas surcoreanas lideradas por el conglomerado Hyundai, instaladas en ese lugar fronterizo y cuyo comercio anual rondan los 2.000 millones de dólares y las empresas surcoreanas proporcionan cerca de 100 millones de dólares en salarios (gran parte pagados al Estado y no a los trabajadores norcoreanos).

No obstante, pese al deterioro de las relaciones entre las dos Coreas, el volumen de intercambio comercial entre el Norte y el Sur creció hasta alcanzar un nivel récord en 2015 que alcanzó unos 2.490 millones de euros, lo que supone un 15,8 por ciento más con respecto a 2014 y la mayor cifra desde que recopilan los datos, según el informe presentado recientemente por la Asociación de Comercio Internacional de Corea (KITA).

De momento, la única e inminente solución a la crisis nuclear norcoreana y a la vez pueda traer más calma a la península coreana es volver a las negociaciones a seis bandas (Rusia, Japón, China, EEUU y las dos Coreas), suspendidas desde 2008, encaminadas a detener su programa nuclear a cambio de reconocimiento diplomático, petróleo para suplir su falta de energía y ayuda humanitaria, pero la  “guerra”, al menos la “mediática”, sigue activa en esa zona donde ya los estadounidenses en una reciente encuesta de Gallup sostienen que ahora es Corea del Norte y no Rusia, el país que representa mayor amenaza para Estados Unidos.

Corea del Norte vive un capitalismo incipiente, pero la inversión extranjera exige más, la cual no llegará salvo que se hagan más reformas y lo mismo que en su momento hicieron China, luego Vietnam o Cuba ahora le corresponde a Pyongyang el ir incorporando aspectos de una economía de mercado para dar un mayor desarrollo del país.

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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