Corea del Norte lanza un misil balístico y crea más tensión entre las dos Coreas

Misil Musudan
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Seúl. Corea del Norte lanzó un misil balístico desde un submarino al mar del Este (mar de Japón), lo que ha levantado todas las especulaciones de que estuviera realizando una prueba nuclear, y al mismo tiempo ha incrementado la tensión entre las dos Coreas en una nueva demostración de fuerza ante los preparativos del inminente VII congreso del Partido de los Trabajadores (PT), el primero en 36 años, en el que pueden anunciarse importantes cambios en la orientación económica del país.

Todo parece indicar que se trata de un misil balístico lanzado desde un submarino o SLBM (Submarine-Launched Ballistic Missile, por sus siglas en inglés), y sería el primero de este tipo disparado por Corea del Norte desde los que probó el régimen de Kim Jong-un el pasado 25 de diciembre, cuyo éxito ha sido reconocido por el régimen norcoreano y también Seúl estima que ha podido terminar como lo tenía previsto Pyongyang. Es decir, constituiría con la de este fin de semana la segunda prueba tras el fallido intento de diciembre.

Pero si Corea del Norte logra desarrollar la tecnología necesaria para lanzar misiles desde submarinos plenamente operativos, se trataría de un enorme salto armamentístico, en opinión de expertos.

El Ejército surcoreano se encuentra en “estado de alerta máxima” ante este nuevo poderío militar de Corea del Norte, que lleva tiempo intentando perfeccionar su capacidad nuclear y asegura que cuenta ya con tecnología para miniaturizar bombas e instalarlas en misiles.

De todas formas, los expertos consideran que Corea del Norte podría tener operativo su sistema de SLBM en un periodo de entre tres y cuatro años, aunque de momento aún no se sabe si el lanzamiento ha sido un éxito, todo parece ser que sí, pues no hay que olvidar que hace un año el régimen norcoreano, que tiene vetadas las pruebas nucleares y de misiles balísticos por las sanciones de la ONU, intentó un lanzamiento similar y luego distribuyó imágenes de un misil emergiendo del agua, pero, al parecer, según expertos, esas imágenes fueron trucadas y la prueba no logró el éxito que había pronosticado Pyongyang.

Normalmente, pese a sus avances nucleares, siempre se pone en duda la veracidad de lo que manifiestan las autoridades norcoreanas, pero en esta ocasión también Seúl ha reconocido que ha podido terminar con éxito esta prueba.

El misil al parecer fue lanzado desde un submarino de clase Sinpo, y después voló propulsado con su propio motor aunque solo llegó a recorrer unos 30 kilómetros, muy por debajo del rango mínimo de 300 kilómetros de los proyectiles SLBM (Submarine-Launched Ballistic Missile, por sus siglas en inglés).

Según la agencia oficial norcoreana, KCNA, el misil fue disparado desde la máxima profundidad submarina posible, en el que su sistema de «eyección en frío y el motor autónomo del proyectil alimentado con combustible sólido funcionaron a la perfección», así como sus dispositivos de control de vuelo y de detonación de la ojiva.

Hace unos días, Corea del Sur señaló que Corea del Norte intentó el lanzamiento de un misil balístico de medio alcance, sin éxito, pero desde la capital surcoreana se tienen indicios que el régimen norcoreano prepara una nueva prueba nuclear, la quinta en su totalidad y la segunda en el presente año.

Además, la página especializada 38North.org muestra imágenes facilitadas por satélites comerciales de Punggye-ri, la base donde Corea del Norte efectúa sus pruebas nucleares, donde se ven movimientos de vehículos y equipos, así como posibles excavaciones, que darían lugar a esta inminente quinta prueba nuclear, según Seúl, que ha condenado el lanzamiento y ha pedido “una rápida respuesta internacional ante esta nueva provocación, se trate o no de una nueva prueba fallida, ante una clara violación de las resoluciones adoptadas por la ONU”.

Al mismo tiempo, Corea del Norte ha desplegado unos 300 sistemas de lanzacohetes múltiple (MLRS, según sus siglas en inglés) a lo largo de la frontera con Corea del Sur, los cuales pueden atacar Seúl y las áreas circundantes, según fuentes militares surcoreanas, pero Pyongyang sigue su escalada particular alimentando la “guerra fría” en esta región al colocar los lanzacohetes, de 22 milímetros, en la parte norte de la Zona Desmilitarizada (DMZ), de Panmunjom, que separa a las dos Coreas y que supuso que los 80 periodistas, entre ellos quien escribe este análisis, que se encontraban en Seúl con motivo del Foro por la Paz, fuera cancelado por esta amenaza norcoreana.

Tal vez haya que hacer caso al ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, Ri Su-yong, cuando afirma, desde Nueva York, que su país dejará de realizar más ensayos nucleares si Estados Unidos y Corea del Sur ponen fin a las maniobras militares anuales que el régimen comunista las considera como una amenaza de invasión, pero habría que ver si esta promesa la cumpliría Pyongyang, pero lo que si es cierto que ni estadounidenses ni surcoreanos van a invadir Corea del Norte.

En suma, el hecho es que la tensión vuelve a subir entre las dos Coreas y puede incrementarse más según se acerca el importante Congreso del Partido de los Trabajadores.

Pero en realidad lo que está haciendo Corea del Norte es preparar desde hace meses el primer congreso en 35 años del Partido de los Trabajadores (PT) a primeros de mayo, un evento que busca fortalecer al partido y al propio Kim Jong-un, que será el séptimo congreso del partido único de inspiración marxista-leninista desde su fundación en 1945 y en el que la rumorología dice que será la gran ocasión del régimen para anunciar importantes cambios de orientación estratégica en el país.

Sin embargo, si la realidad es lo que acontece de forma real o verdadera entonces la que se vive en Corea del Norte es distinta a la que se vive en Corea del Sur, ya que la indiferencia es la tónica general en gran parte de la sociedad surcoreana, pues 24 horas después de que Corea del Norte lanzara el misil balístico desde un submarino, distintas opiniones sobre su repercusión, conocimiento, amenazas o una posible unificación del Sur con el Norte eran preocupaciones inexistentes llenas de un hartazgo cada vez más notable, tal como comprobó quien escribe este reportaje al preguntar a varias personas en plena calle de Seúl.

Un taxista seulense decía que trabaja 16 horas diarias, “ya lo único que me falta que me quiten dinero para la unificación, lo lógico es que la paguen las grandes empresas, a mí me da igual, siempre es lo mismo, estamos cansados y yo ni nadie piensa que Corea del Norte vaya a atacar al Sur”, mientras una joven estudiante indicaba que la referencia de las dos alemanias era una muestra palpable de lo que no tiene que hacer ningún gobierno de Corea del Sur y agregó : “yo me encuentro bien como estoy y no quiero dar dinero para el Norte, lo mejor es que ellos cambien por su cuenta”.

El misil lanzado por el régimen norcoreano constató que nadie está preocupado por Corea del Norte y tampoco –porque no es posible– un ataque de Pyongyang a Corea del Sur, todo lo que hace Kim Jong-un es para reforzar su imagen y su poder dentro del país, en estado permanente de guerra, coincidían transeúntes a los que se les preguntaba si se habían enterado del misil lanzado por el Norte, pero algunos sabían algo, otros nada y varios más mostraban indiferencia al ser interrogados por la nueva prueba nuclear norcoreana, lo que no quiere decir que haya importantes segmentos de la sociedad que si vean a Kim Jong-un capaz de “cualquier cosa”.

En definitiva, el concepto monotemático norcoreano cansa bastante entre los surcoreanos, más preocupados por el bajón actual de la economía del país, que reclaman más puestos de trabajo, una de las distintas causas de la reciente derrota parlamentaria del gobernante partido conservador Saenuri de la presidenta Park Geun-hye, en favor de la oposición, Minjoo (Partido Democrático, de tendencia de centro-izquierda).

Santiago Castillo

Periodista, escritor, director de AsiaNortheast.com y experto en la zona

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